martes, 27 de abril de 2010

Desde la fe

A través de estas notas quiero compartir con Uds. algunas reflexiones personales viéndolo todo a la luz de la fe. La vida es hermosa, el mundo es bello, las personas son amables cuando todo se ve a través de una fe luminosa, firme y fuerte. El problema fundamental en los cristianos y en la Iglesia, no son los escándalos, ni las rebeldías y desobediencias, ni las infidelidades y traiciones, sino la fe. Es la falta de fe la causa todo lo anterior. A los Legionarios, Cristo nos ha asignado una tarea muy difícil: recristianizar a la humanidad. Hubiera sido más fácil si nos hubiera encomendado evangelizar a los ateos, a los paganos, a los budistas, porque ellos no tienen fe y la palabra “conversión” tiene sentido para ellos, estrenan algo nuevo, se nota el cambio. Pero ¿cómo le dices a un cristiano: ¡conviértete! si ya se cree convertido? ¿Cómo les explicas que debe tener fe si cree que todo es opinable, discutible y no acepta sino lo que le cabe en su cabeza? (y cada vez le cabe menos). Exponer la fe a los que cree tenerla es más fácil que exponerla a los que no la tienen. Hay problemas de fe en la Iglesia y los hay desde muy arriba y por consiguiente se apaga la caridad. Estos dos fenómenos los liga Jesucristo, no yo, con el fin de los tiempos: ¿Cuándo venga el Hijo del hombre encontrará fe sobre la tierra? (Lc 18,8) y comenta mi Santa Biblia: “porque cuando venga a juzgar el mundo, serán muy pocos los que tendrán una fe animada de verdadera caridad” De esa caridad que todo lo cree, que todo los disculpa que todo lo soporta (1Cor 13) “Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad de mucho se apagará”. El otro problema al que conduce la pérdida de la fe es como ya lo señalaba Juan Pablo II es la pérdida de la razón. Por eso en este diálogo con Uds trataré en todo usar tres tipos de argumentos: Fe, lógica e historia. Desde ahora les advierto dos cosas, no me interesa ninguna discusión que no tenga como base la fe y la verdad como la enseña el Evangelio y segundo la fe no es lo que tú crees, lo que opina la mayoría, o los cuentos de Borolas, sino lo que nos revela Dios a través de Jesucristo y de la Iglesia, lo entiendas o no lo entiendas, te guste o no te guste, te cuadre o no te cuadre.
La fe vale más que la vida, vale más que el oro y la plata. Por eso si dudas, cerciórate. Si la perdiste recupérala. Si estás cierto, compártela.
Yours in Christ. JRLC

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