viernes, 2 de diciembre de 2011

3 Advientos



El Adviento es el adviento de Nuestro Señor y son cuatro semanas de preparación de ascesis para prepararnos a la venida de nuestro Señor Jesucristo.

No nos debe extrañar esta venida del Señor a los cristianos pues cada domingo repetimos: ¡Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección !Ven Señor Jesús!

Hay tres advientos.

El primero que sucedió en la humildad de la carne, el último que vendrá en la majestad de su gloria y el espiritual por la fe y el amor: De esta venida intermedia que se da ahora habla San Bernardo basado en las palabras de Juan respondió “Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Jn 14:23).
Guardar la palabra significa escuchar temas que hablan de Dios , escuchando a la Iglesia que te habla a través de estos escritos. La palabra de Dios en tu corazón debe despertar el amor y la caridad. El bien que puedas hacer ahora no lo podaras hacer después. Obrar la caridad y practicar la fe significa prepararnos aquí y ahora para la venida final de nuestro Señor Jesucristo.

La Iglesia como buena madre, quiere disponernos para que aprovechemos de su primera venida por su Nacimiento temporal para evitar el rigor de su último advenimiento, donde condenara a todos los pecadores.

El fruto del advenimiento debe ser que Jesucristo nazca espiritualmente en nuestros corazones, por su gracia, comunicándonos su espíritu y sus virtudes. Que Jesús entre en nuestro hogar como el Rey del hogar y él a cambio nos dará la paz. Que como los pastores atentos a las cosas del cielo escuchemos la invitación de lo ángeles y vayamos con gozo y alegría al templo a adorarlo en cuerpo, alma y divinidad.

¿Que debemos hacer?
Le preguntan a Juan y se lo pregunta cada grupo, las gentes, los publicanos, los soldados.
La pregunta misma demuestra una actitud.
Ha escuchado y la palabra ha entrado en sus corazones
Esa palabra al entrar en el corazón da fruto de conversión.
Se han abierto a la luz, no han cerrado sus corazones.
Los fariseos también han oído lo mismo pero la palabra no baja.
No entra porque están cerrados, están llenos de si mismo, ellos ya saben.
Ellos no son ignorantes como la gente, a ellos nadie les tiene que enseñar.
Ellos no se inclinan y como no se inclina no pueden entrar en la cueva.

Así nosotros debemos preguntarnos qué debemos hacer para disponernos a este advenimiento de Jesucristo
La Iglesia nos ofrece 4 semanas.
La primera es para practicar la humildad y la penitencia. Convertíos.
La segunda es para practicar la fe. Poner la mirada en las cosas de arriba.
La tercera le esperanza. Romper con el materialismo.
La cuarta la caridad.

1.
Debemos escuchar la Palabra. Escuchar temas que siembren palabras de vida en mi corazón. Ir al desierto a escuchar la palabra. Dedicarnos a retiros de silencio y ejercicios de piedad. En la ciudad y en el ruido no se escucha.

2.
Abrir el corazón para que la semilla caiga profundo y pueda dar frutos de conversión.
Purificar todo lo que pueda impedir su venida a nuestro corazón.

3.
Hay que hacer algo.
Dejar lo que tengo, dejar el lugar donde estoy.
Adorar al Verbo de Dios en la entraña de María.

El Adviento es tiempo de espera, de conversión, de alegría y de caridad:

1. Espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
2. Conversión, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: “Convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos” (Mt 3,2);
3. Esperanza gozosa de que la salvación ya realizada por Cristo (Rm 8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá en posesión, la fe en visión y “nosotros seremos semejantes a Él porque le veremos tal cual es” (1 Jn 3,2);
4. La caridad brota espontánea. Porque una vez que tengo a Dios en mi corazón me sobra todo lo demás.

Tiempo Eucarístico
“En medio de vosotros esta uno a quien no conoceis” . Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Este es el que había de venir…(Jn 1:26).
Vino a los suyo su los suyos no le conocieron. Esos suyos no son los judíos somos nosotros. (Jn 1:11).

Cristo es el gran desconocido incluso entre los mismos cristianos. Cree en él pero como un ser lejano cuyo evangelio no afecta,no modela, no orienta su vida.

¿ Es Jesús tu modelo de seguir?
¿ Es Jesús es tu amigo?
¿ Cuanto tiempo pasas en oración con Jesús?

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